Las fracturas que se producen en la zona superior del húmero, cerca de la cabeza, son el tipo más común de roturas óseas. Dependiendo de la gravedad se procederá a realizar diferentes acciones. Una vez se ha soldado el hueso correctamente, se hacen necesarios los ejercicios de rehabilitación por fractura de húmero. Así, se devuelve la movilidad a la musculatura encargada del movimiento.
¿Cómo se produce la fractura de húmero?
Entre las causas más comunes de fractura de húmero se encuentran los traumatismos y los problemas óseos. En el primer caso, en el de los traumatismos, suelen ser principalmente indirectos, por caídas que producen un exceso de presión en el brazo. Es rara la lesión por un golpe directo, si bien hay casos. En el segundo caso, el de la enfermedad, es la osteoporosis la mayor causa, ya que el hueso se debilita y una presión o golpe, aun siendo leves, provocaría la rotura.
Las personas con más de 60 años son más propensas a sufrir la rotura del húmero, siendo aquellas que tienen problemas para la asimilación del calcio las más propensas. En cuanto al sexo, las mujeres sufren hasta tres veces más este tipo de lesión. Los accidentes de coche y moto, con independencia del sexo, son también una causa bastante común.
Dependiendo del tipo de fractura, los síntomas serán diferentes. En todos ellos, el dolor es característico, aumentando en relación con la gravedad de la lesión. Es normal que el afectado lleve la mano del brazo contrario a la zona y lo sostenga con fuerza, acción con la que reduce el dolor. En las siguientes horas aparecerá un hematoma en el brazo que puede extenderse hasta el pecho. En los casos más graves, aquellos en los que la rotura es total, puede que se haya hecho claramente perceptible el chasquido y la crepitación de los fragmentos de hueso.
Recuperación tras la factura de húmero
Cada rotura es diferente, por lo que también lo es su tratamiento. En el caso de las fracturas parciales, la inmovilización de la extremidad suele bastar. Cuando la rotura es limpia, puede ser necesaria la colocación de tornillos para sujetarlo y evitar que se mueva. También se podría dar el caso de tener que utilizar placas e incluso un injerto.
En ocasiones, la rotura del húmero afecta a los nervios del hombro. En este caso, la recuperación va más allá de un tiempo de inactividad y reposo. La rehabilitación es casi siempre recomendable por causa de la falta de ejercicio durante la parte inicial de la convalecencia, pero es inevitable cuando se ha dañado la musculatura. La labor de un fisioterapeuta es imprescindible.
Gracias a la labor de un fisioterapeuta se consigue la recuperación funcional, la reabsorción del edema y la movilidad articular. Además, se fortalecen las estructuras adyacentes y se consigue el fortalecimiento necesario para evitar una nueva lesión o ciertos dolores asociados al proceso de recuperación por falta de estabilidad.
En una primera fase, el fisioterapeuta realizará un drenaje linfático manual braquial. En las siguientes sesiones se centrará en el masaje descontracturante, para devolver la funcionalidad. Las flexiones y extensiones, las abducciones y aducciones, así como las rotaciones, formarán parte de estos primeros ejercicios.
La fase de recuperación funcional será distinta. En esta se conseguirá que todo el arco articular funcione y que la musculatura adquiera de nuevo el tono deseado. También se trabaja la propiocepción. Gracias a estos se recuperará la normalidad previa al accidente que provocó la rotura del húmero.
Para que los ejercicios de rehabilitación por fractura de húmero sean realmente eficaces, es imprescindible ponerse en manos de profesionales. En nuestra clínica tenemos años de experiencia y disponemos de personal cualificado que se pone a tu disposición para una correcta recuperación. Contáctanos.